lunes, 2 de diciembre de 2013

El Mito de la creación, Virachocha



El Mito de la creación, Virachocha.[1]
País: Bolivia
Viracocha comenzó su obra creadora en las orillas del lago Titicaca, en Tiahuanaco, tallando en piedra las figuras de los dos primeros seres humanos, del primer hombre y la primera mujer, es decir, los cimientos de su trabajo. Al darle nombres a las estatuas, éstas cobraban vida, pero en la oscuridad, porque todavía el dios no había dado luz a la tierra.
El mundo de aquí todavía estaba en tinieblas; Viracocha postergaba la creación de un mundo completo, al nacimiento de los seres humanos que iban a disfrutarlo. Pero una vez que estuvo satisfecho con los humanos que había creado, prosiguió su proyecto, poniendo en su lugar al Sol, a la Luna, y a las estrellas, hasta cubrir toda la bóveda celestial. Después, dejó atrás Tiahuanaco y se dirigió al norte y, desde allí, llamó a su lado a las criaturas que acababa de engendrar. Antes de partir, delegó las tareas secundarias de la creación en sus dos ayudantes, Toca pu Viracocha e Imaymana Viracocha, quienes inmediatamente se dirigieron hacia el este y el oeste de los Andes, para dar vida y nombre a todas las plantas y los animales que iban haciendo aparecer sobre la tierra, en una hermosa misión auxiliar de la realizada antes por Viracocha. Cuando terminaban la misión encomendada por el Dios Creador del Universo de los incas, llegaron a la orilla del mar, y se perdieron en sus aguas.

Pero cuando Viracocha llamó a los recién nacidos, nadie acudió. Entonces se encontró solo y triste por la desobediencia de sus hijos y para que entendieran quién mandaba sobre el mundo, envió una devastadora lluvia de fuego como castigo y purificación, para hacerles recordar su poder y para encaminar a los soberbios humanos. La lluvia de fuego que salió de las entrañas de la tierra, a través de los volcanes de Cacha, aterrorizó a los humanos. Al ver que su conducta había causado la destrucción de su maravilloso mundo, poniendo en peligro su propia existencia, y arrepentidos de sus faltas, imploraron humildemente perdón ante su buen Dios Viracocha. Éste se sintió satisfecho al comprobar que había logrado escarmentar a sus criaturas, haciéndoles tomar conciencia de que todo aquello que habían recibido gratuitamente podían perderlo por la sola voluntad del Dios Creador.
Con los humanos agrupados a su alrededor, Viracocha se dirigió a un lugar llamado Cosco (la posterior Cuzco), donde estableció su primer reinado, dando a uno de los arrepentidos hombres el mando de la primera ciudad y del primer imperio que existió sobre el planeta. Este primer jefe, el primer Inca designado directamente por la divinidad fue el legendario Allca Huisa, el generador de la larga y poderosa estirpe de los incas.



[1] Mitología Inca. Soledad Cachuan. Gradifco. 2.005

No hay comentarios :