Los primeros hicieron una fiesta y cocinaron toda clase de carnes, entonces invitaron a los colonos. Cuando ya estaban en la fiesta el baile era de tanto entusiasmo que las pisadas eran muy fuertes, que hacían temblar la tierra, tanto que las ollas colocadas en los fogones se movieron, cayeron al suelo y se rompieron.
Al ver tanta carne regada, los colonos comieron carne de venado, de vaca, de borrego y hasta de cuchucho, y todas las carnes que hasta hoy comen.
FUENTE:
Vásquez, O. E. (2010). En Mitología ecuatoriana. Quito: Corporación Editora Nacional
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