Según uno de los
mitos de los habitantes de la cuenca del Orinoco, al más viejo
de los chamanes se le apareció un día una encantadora ave que portaba en su
pico unas misteriosas semillas. Aquella ave le dijo: "Si queréis la sabiduría,
como la del dios Yopo,
si queréis saber el pasado y ver el porvenir, sembrad estas semillas y cuando
cosechéis las nuevas, obtened de ellas la sabiduría".
De las semillas
nacieron grandes, muy vistosos árboles; de sus ramas colgaron vainas de color verde
cuando tiernas y de color de madera cuando maduras. Dentro de las vainas
estaban las apetecidas semillas. Los chamanes y caciques se precipitaron a
comer los granos, pero en vano esperaron la presencia de la sabiduría.
Ensayaron, entonces, a cocinarlas y tostarlas, con iguales resultados; hasta
que uno de los chamanes se inspiró y sugirió moler las semillas e inhalarel
polvo. Descubrieron así el modo de llegar a la sabiduría.
Fueron capaces
de ver el pasado. Y percibiendo la policromía y el esplendor del mundo, los
chamanes pudieron hacer curaciones milagrosas y predecir el futuro, mientras
los caciques pudieron gobernar a sus etnias con especial capacidad e
inteligencia. Y dieron al árbol el nombre de yopo o árbol de la sabiduría.
El árbol
pertenece a la familia de las Leguminosas y se parece a sus parientes cercanos,
las acacias y mimosas. La especie principal es Anadenanthna (antes Piptadmia) peregrina
cuya distribución va desde las islas del Caribe hasta Argentina y Chile, pero
en especial crece a lo largo del Orinoco y la Guyana, en los llanos y sabanas de
Colombia, y en el área de los ríos Madeira y Franco en Brasil. También se
encuentra en el lado occidental de América del Sur.
En todas las
numerosas etnias aborígenes, el yopo, o como se le llame, ha sido considerado
como árbol sagrado, y el polvo de sus semillas, utilizado en ceremonias especiales.
Fuente: Naranjo, Putarco (2012), Mitos, tradiciones y plantas alucinantes, UASB, Quito.
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