viernes, 3 de febrero de 2012

APUS, DIVINIDADES ANDINAS


La religiosidad andina se percibe dentro de tres conceptos: espiritualista, animista con algo de naturalismo. Para entenderlos desde la cosmovisión es pertinente definir al espiritualismo como un  sistema de creencias religiosas andinas inherente al mundo material, es decir natural en sí, esto incluye también a la propia naturaleza. En esta definición cabe el culto a los espíritus que habitan en las montañas y la tierra cuya existencia es independiente de sus hábitats materiales.

La cosmovisión andina como llena de "algo de naturalismo", es decir, como reconocedora de que la realidad natural posee cierta relevancia. Y finalmente el animismo como la concepción de que "todo está animado y vivificado”, es decir que todo lo que habita en la naturaleza está animado, por esta razón se explican los fenómenos naturales como acciones de estos seres divinos.

Así pues la divinidad es consecuencia de un proceso de personificación, mediante el cual se asigna  a los seres de la naturaleza cualidades y capacidades del hombre como son: "…pasiones humanas, naturaleza humana, modeladas según las almas humanas; su sentimiento y su simpatía, su carácter y sus hábitos, su voluntad y sus acciones, incluso su materia y su forma… " 

Etimológicamente la palabra Apu proviene del quechua apu, 'señor(a). Para los Incas es una divinidad o Dios sagrado que puede estar en lugares como una montaña, una laguna o un nevado.

Apu es el espíritu de la montaña, de donde descendieron los ancianos y donde habitan  los antepasados. Desde la antiguedad, los andinos se reconocen como descendientes de los Apus y vinculaban sus paqarinas (lugares míticos de origen) a estas deidades. Todo accidente geográfico tiene su historia y su nombre e incluso hay los que se muestran con rostros. Tienen un significado asociado a una divinidad, de acuerdo con la tradición de la zona andina tutelaban a los habitantes de los valles que eran regados por aguas provenientes de sus cumbres. Teniendo así el poder para controlar los ciclos del agua, determinando el futuro de las sociedades agrícolas. En la actualidad, los mitos sobre dioses-montaña siguen expresando pautas ordenadoras de la vida cotidiana en los Andes.

Pichincha bordeando la ciudad de Quito
El vocablo Apu es usado para designar a los espíritus que habitan en los cerros que bordean las comunidades andinas actuales. Estos apus formaban parte de un sistema religioso que concebía el espacio como un campo sagrado limitado por wakas-hitos. En el pasado, las wakas permitían dividir los sistemas de irrigación en secciones, determinadas por puntos críticos conectados con la autoridad central a través de los seqes. Estas wakas albergaban santuarios regionales, y controlaban diversos recursos animales.

Los Apus junto con la Pachamama sirven para explicar el sentido del mundo y la existencia humana, así como el orden general de las sociedades andinas. Los mitos sobre un Apu necesariamente hacen un llamamiento a otras deidades tutelares con las cuales guarda relaciones de mutua explicación en el complejo sistema religioso. Los lugares donde habitan los Apus no son meros accidentes geográficos, son lugares sagrados que las comunidades indígenas respetan y velan por su conservación y permanencia en la memoria colectiva de sus pueblos. Dependiendo del lugar los Apus también son llamados achachilas, wamanis o jirkas.

Los Apus son considerados  los ángeles de la naturaleza en la cosmovisión religiosa Andina. Son los espíritus de las montañas y viven físicamente en ellas, son encargados de Dios para proteger a los seres humanos, son pastores de los hombres, intermediarios entre el Hanan Pacha (mundo de los dioses) y el Kay Pacha (mundo terrenal). Ellos protegen individualmente a cada ser, pero también lo hacen con un pueblo, una ciudad toda una nación o toda la Tierra.
Entre ellos hay jerarquías: 
  • Apu familiar se llama "Nuna Mitseq"
  • Apu de un ayllu se llama "Ayllu Apu” 
  • Apu de una ciudad se dice "LLacta Apu"
  • de un suyo "Suyuyoc Apu"
  •  el Apu de los 4 Suyos, o las 4 partes del mundo,  se llama “ROAL”.
Los Apus también tienen su versión femenina, estas son llamadas Ñustas, espíritus femeninos que cuidan de los animales y las plantas. Viven también en los cerros, cuando se las invoca aparecen de la tierra mientras los Apus masculinos del cielo. Para Núñez del Prado existe una "estrecha correlación entre la elevación de las montañas y la jerarquía de los espíritus que la habitan".
Testimonios de la época de la Real Audiencia denotan los sexos de algunos Apus: “En la audiencia de Quito, en San Andrés de Xunsci contaban los naturales que el Chimborazo era varón y el Tungurawa hembra; ambos se comunicaban y visitaban mutuamente”.
Tungurahua (Hembra)

Chimborazo (Macho)     
































En la tradición se considera que los Apus son capaces de desplazarse de sus moradas naturales, para presidir ceremonias rituales destinadas a propiciar su protección, y también se los invoca para que acudan a curar enfermos que han sido desahuciados por la medicina occidental. Dan cuenta de esto testimonios recogidos por Gutmann en Pomacanchi  de una ceremonia realizada para llamar al Apu Ausangate, el protector de la ciudad de Cusco. También la vivencia de Elizabeth Jenkins, psicóloga norteamericana, mientras vivía en el Cusco y se iniciaba en el camino de la sabiduría andina. Los hombres se sirven de la t’inka y los “pagos” (ofrendas) para propiciar buenas relaciones con ellos, a su vez, el Apu requería de un “servicio” o atención ritual para cumplir con sus pedidos.

Mesa o altar
Despacho u ofrenda tradicional























Desde varias décadas atrás se han asignado varios atributos a estas divinidades andinas, son considerados como dueños de riquezas, poseedores de yacimientos de metales preciosos, capaces de controlar el rayo, el granizo, la helada, y de fecundar la tierra, favorecedores de la multiplicación del ganado, sedes de oráculos que podían pronunciarse sobre lo pasado y lo venidero, ligados a los ancestros y a los lugares de origen.

Algunos de los sacerdotes que los llaman los pintan con cuerpo de cóndor pero la cabeza de humanos, incluso quienes han estado en mesas para hablar con ellos dicen que sienten su aleteo acompañado de una brisa. José María Arguedas sugiere que los cóndores son Apus que representan a los cerros sagrados alrededor de Ayacucho.

La ciudad de Quito también tiene varias elevaciones que bendicen a su población, la principal es el  Pichincha, a sus faldas se asienta la ciudad y desde tiempos preincaicos fue el lugar donde habitaron las culturas ancestrales. También la rodean Cruz Loma, Itchimbia, San Juan y el Cerro Monjas. Lastimosamente sobre los mitos de estos Apus no hay información suficiente para ser publicada en este blog. Con respecto a dos Apus poderosos se conoce son pareja, incluso se habla de ellos en una crónica que se cita más arriba, se trata del Taita Cotopaxi y la Mama Tungurahua del que se dice su hijo es el Guagua Pichincha.
Itchimbía
Cruz Loma






 














Barrio San Juan















Guagua Pichincha
Fiesta a los Apus de Perú


Fuentes:
  • Elizabeth Jenkins: Iniciación en el corazón de los Andes
  • http://biblioteca.universia.net/html_bura/ficha/params/title/apus-cuatro-construccion-mundo-ciclos-mitologicos-deidades-monta%C3%B1a/id/34694988.html
  • http://es.wikipedia.org/wiki/Apu_%28divinidad%29
  • http://iglesianativa.galeon.com/cvitae1946151.html 
  • http://www.ugr.es/~pwlac/G27_13Daniela-di-Salvia.html
  • Entrada realizada por: Soledad Morales, Cuarto "B" Facso

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