Colombia
Hace muchos años, los chibchas padecieron una gran miseria. Piracá, un padre de familia preocupado
por los suyos, decidió hacer trueque con sus últimas mantas por oro en bruto para
moldearlo en forma de dioses y luego venderlos. A la mañana siguiente fue al
mercado y consiguió el oro en forma de lagrimitas, pero camino de su casa cayó
en un enorme bache del camino. Un pájaro bajó y le arrebató la bolsa donde lo
llevaba, y en su vuelo de huida algunas lágrimas se le cayeron. Piracá se
incorporó para recogerlas y apareció Bochica, quien le pidió que no lo cogiera,
sino que las enterrara porque al regresar al lugar, pasados quince días, iba a encontrar
una sorpresa.
A los quince
días, en el lugar en que Bochica le recomendó sembrar los granos de oro, Piracá
encontró abundantes y hermosas plantas que no conocía. De ellas colgaban
gruesos granos del color del oro, era el maíz. Desde ese momento, la familia de
Piracá y muchas familias más cultivaron el maíz, por lo que el hambre desapareció
para siempre de este poblado chibcha.
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